Crónicas, ilusiones, proyectos...¡todo cabe!



domingo, 13 de febrero de 2011

Um domingo em Belém




Cuando el barco llegó después de varios días por el Río Amazonas, yo seguía sin tener muy claro lo que iba a hacer. Había leído en la guía y hablado con la gente sobre varios lugares que tenían muy buena pinta, y todos me llamaban la atención. Lo único que tenía claro es que no quería quedarme en Belém, porque habían muchos edificios y en el barco me habían dicho que era muy peligrosa. Y al final, no sólo me quedé en Belém ese día, sino que volví dos veces más (y no era tan fea ni tan peligrosa como pensaba).


¡Me gustó mucho Belém!


Me decidí por la Ilha do Marajó como mi próximo lugar de visita, pero eran las 7 de la mañana y el barco no salía hasta las 2 de la tarde. Como estaba cansada de tanto barco, decidí quedarme un día para pasear por Belém y seguir hacia Marajó al día siguiente en el barco de las 6 de la mañana.
Así lo hice y la verdad es que creo que fue todo un acierto porque resultó ser un domingo de lo más completo.

Llegué al hostel, descansé un rato y me di una ducha que me dejó como nueva Luego me fui al Mercado Ver-o-peso, donde aproveché para hidratarme y vitaminarme, con agua de coco, sucos y frutas variadas (después de los días de barco me sentaron genial).


Cuando iba caminando hacia la Praça da Republica, me encontré con un camión que estaba anunciando un baile de Carnaval. Era curioso porque en lo alto del camión iba un grupo de música cantando y tocando, detrás iba tocando una batucada, y les seguía un grupo de gente muy animada bailando y bebiendo. Yo al principio estuve sacando fotos de lejos, pero cuando empezaron a desfilar por la calle, terminé uniéndome al animado baile.


Ya en la Praça se paró el cortejo y aproveché para andar entre los puestos de artesanía de todo tipo que la rodeaban. Esta feria de artesanía sólo se pone los domingos, así que fue toda una suerte (las dos veces siguientes que pasé por Belém no coincidí ni con el carnaval ni con la feria).


Por la tarde quedé con Rago, un chico de Couchsurfing, y estuvimos dando una vuelta por la ciudad y tomando unas cervezas. Ahí probé una cerveza hecha con una fruta llamada bacurí que estaba buena para un poco, pero ya al final empalagaba. También probé el "sorvete paraense", un helado de una fruta llamada açai y mandioca, muy rico.

Y ya con todo eso me fui a dormir feliz porque al día siguiente tenía que madrugar para coger el barco a Marajó, después de haber disfrutado de un domingo muy completo en Belém.


Belém se convirtió en estación de parada de mis idas y vueltas entre Marajó y Algodoal. Mis otras dos estancias también fueron breves y las pude compartir con Juan y Cyro (a los que conocí en el barco de Marajó a Belém), con Mônica y Rhalime (dos chicas de Couchsurfing con quienes Juan había quedado y yo me uní) y con Guillermo (a quien conocí en el barco de Parintins y luego volví a coincidir en Algodoal).


Aquí les dejo las fotos de las 3 visitas:

Para verlas en Facebook,
pincha aquí
Para verlas en Picasa, pincha aquí

lunes, 7 de febrero de 2011

O NAVÍO ATÉ BELÉM


Ver mapa más grande


La experiencia del barco desde Parintins a Belém ha sido una de las que más me ha gustado de todo el viaje. Pensé que tres días en un barco serían inaguantables, pero la verdad es que disfruté mucho de estar navegando por el Río Amazonas y del ambiente que se creó en el viaje.

Me subí en Parintins, y me quedé asombrada del tamaño gigante del "navío" como lo llaman aquí, en comparación con los barcos más pequeños en los que había viajado hasta el momento.
Coloqué mi hamaca en un hueco que encontré, cerca de un lugar abierto para que entrara aire y de gente que pareciera de confianza, para poder viajar tranquila.

Allí la comida no estaba incluída en el precio del billete, y por eso la gente aprovechaba para comprar más barato en los puertos en los que el barco paraba. Dentro del barco, lo que tenían era un plato compuesto por feijão (un guiso de judías), arroz, espaguetis y carne. No cabía dentro del plato de tanta comida, y había que dosificarlo, porque era tan contundente que después era difícil moverse e incluso pensar en cualquier otra cosa que no fuera llegar hasta la hamaca. Aparte de eso, que llamaban "prato feito" (plato hecho), el bar del barco también vendían sandwiches mixtos y una especie de sopas de pasta que preparaban en el microondas. Por supuesto, también tenían "cerveja e cachaça".

Pues en poco tiempo formamos una "galera internacional" con el resto de gente que también viajaba de mochila y que estaba formada por argentinos/as, colombianos/as, un chileno, un suizo y yo. La pena fue que la mayor parte del grupo se quedaba en Santarem para ir a Alter do Chão, un sitio precioso que llaman el "caribe brasileño" y a donde me quedó pena de no ir.
El barco llegó a Santarem al amanecer siguiente, así que con el grupo entero sólo compartimos una tarde noche (los conocí ya oscureciendo), pero igual fue un encuentro muy bonito.

Para el resto del trayecto quedamos Tito (el chileno), Christophe (el suizo), Emanuelly y su abuela y yo. Ya éramos como una familia. Yo pude practicar mis dotes de políglota pero ya cuando estaba cansada mezclaba los idiomas y hablaba con la gente en el idioma equivocado. En fin, que una también tiene sus limitaciones...

En mis días del barco también cultivé una nueva afición: Ti, ti, ti. Y es que la hora de la telenovela era sagrada. Durante todo el día ponían una música horrible (creo que se define como tecno-melody o algo así, pero no entiendo mucho) pero a la hora de la novela ya conectaban con la televisión y todo el mundo se sentaba a verla. Eso sí, a veces se perdía la señal y había que estar rodando a cada rato la antena, pero eso era un mal menor.

Yo la veía sólo para practicar el portugués, por supuesto que a mí no me gustan esas cosas (ejem, ejem) pero aquí les dejo uno de los momentos más emocionantes de mi pareja preferida (seguro que la de todo el mundo, porque son tan buenos, tan guapos y oooohhhh no pueden estar juntos... qué dura es la vida!!)

Declaraçao de amor de Edgar a Marcela

Después de Tititi venía otra con un título mejor: "Insensato Coraçao" pero tengo que confesar que no logró conquistar mi interés, creo que porque ya a la hora que la ponían yo estaba cansada y me iba a dormir sobre las 9:30 (es que la hamaca tira mucho!!)

Y así fueron pasando los días, entre parada y parada, subía y bajaba gente, aunque más bien subían, porque ya el último día estaba todo llenísimo de hamacas y tenía que hacer acrobacias (como las de los niños de Manaus) para poder llegar hasta la mía.

Al amanecer del domingo (yo había subido al barco el jueves) llegamos a Belém, una ciudad grande con edificios que contrastaba totalmente con los días de travesía por la selva que habíamos pasado. Tito se iba a Fortaleza, Christophe se iba a Brasilia,... ¿y yo? Aún no sabía lo que iba a hacer...

Para ver las fotos en Facebook, pincha aquí
Para verlas en Picasa, pincha aquí



jueves, 3 de febrero de 2011

DOS DÍAS EN PARINTINS

En todas las conversaciones siempre hacía la pregunta obligatoria:

"Você é Caprichoso ou Garantido?"



Parintins, en medio del río Amazonas, es más grande de lo que parece. Según la página web de Parintins tiene 100.000 habitantes, según la guía Lonely Planet 70.000 y según mi impresión cuando llegué debe tener unos 2.000. Pero claro, yo sólo me moví por el centro y supongo que en los barrios de la periferia y en las comunidades indígenas y riberiñas vivirá mucha más población.


Me dio la impresión de ser un sitio tranquilo, aunque con muchas motos, triciclos y bastantes coches. Las calles no son muy grandes y lo único que desluce es la iglesia, un edificio gigantesco que desentona totalmente con el medio.


En el día y medio (casi dos) que estuve allí aproveché para pasear a la orilla del río, hablar con la gente (que era encantadora, muy abierta y dispuesta a ayudar) y probar distintos tipos de cerveza en las terrazas del centro.


Virginie ya había vivido tiempo allí y la conocían en la Hospedería Siridó, un sitio bastante cutrillo pero muy céntrico y donde casi éramos una familia. También busqué si había alguien de CouchSurfing por allí y encontré a 4 personas, que resultaron ser todas familia. Al final, sólo pudimos quedar con Junior, y estuvimos tomando algo mientras practicábamos portugués y nos contaba cómo era la vida en Parintins. Me quedé con ganas de estar más tiempo porque dijo que muchos sitios que merecía la pena visitar estaban cerca, pero había que ir en barco, así que lo dejo pendiente para la próxima.


Al día siguiente, el 20 de enero, yo cogía el barco temprano que me llevaría por el Río Amazonas hasta Belém, en la desembocadura. Estuvo toda la noche lloviendo y amaneció igual, sin ninguna pinta de parar. Cogí un taxi porque el puerto actual (el otro está en obras) estaba un poco lejos del centro. Por suerte, decidí ir con tiempo porque tuvimos un pequeño mal entendido el taxista y yo, y en vez del puerto me entendió al aeropuerto, así que el viaje fue un poco más largo de lo normal. Menos mal que el camino se hizo ameno porque me fue contando su vida y la de sus hijas (y por supuesto yo entendía la mitad y la otra la imaginaba).

Cuando llegamos al puerto (esta vez sí era el correcto) me quedé junto a los cobradores de tasas de entrada porque era el único sitio que estaba a resguardo de la lluvia. Supuestamente el barco llegaba a las 8, así que yo estaba allí desde las 7:30h. Al final llegó a las 10 así que me hice amiga de los trabajadores y aparte de conversar, compartieron su desayuno conmigo: una fruta nueva que creo que se llama "uxí" y que tiene un sabor muy curioso. ¡Me gustó mucho!

Para ver las fotos, pincha aquí

miércoles, 2 de febrero de 2011

DE MANAUS A PARINTINS: QUÉ ODISEA!


Exibir mapa ampliado

Desde nuestra llegada a Brasil habíamos oído hablar de Parintins, especialmente del Festival Boi-Bumba, que se celebra en junio y al que acude todo Brasil. Todavía no sé muy bien en qué consiste, sólo sé que se enfrentan "Os Caprichosos" con "Os Garantidos" y que todo el pueblo se divide en unos o en otros.
Por si se quieren hacer una idea, les dejo el enlace de una página con fotos del Festival.
Pincha aquí

Bueno, pues como Virginie tenía que ir a Parintins unos días, yo me decidí a acompañarla y desde allí continuar mi viaje por Brasil.
Para llegar desde Manaus se puede ir en barco o en avión. El avión es muy caro y no tiene el encanto de los viajes en barco que ya he contado, así que por supuesto nuestra opción fue el barco, en una travesía que (supuestamente) duraba alrededor de 17 horas.
No sé muy bien cómo es, pero la cosa es que en Manaus está el puerto oficial, y otro alternativo. El alternativo es más barato y compras los billetes del barco en la calle, en unos vendedores que le ponen el precio que quieren así que por ejemplo, nosotras habíamos pagado 50 reales y por el mismo trayecto unos chicos que conocimos pagaron 70 reales.
Encontramos un sitio perfecto para colocar las hamacas en el tercer piso del barco, donde casi no había gente y lo único es que ponen la música a todo trapo. No nos creíamos nuestra suerte!
Yo amarré mi hamaca tan orgullosa... menos mal que un hombre que estaba al lado me dijo antes de que me fuera a sentar que se me iba a caer, y me la amarró bien.

Bueno, pues ya una vez todo resuelto nos dispusimos a pasar la espera como mejor sabíamos hacer: tumbadas en las hamacas! Virginie estudiaba portugués y yo leía cuando salió el barco.
No había pasado ni una hora del trayecto, antes del Encontro das Aguas, vemos que el barco vuelve a la orilla, a otro puerto más industrial. Eran las 2 de la tarde...

"Pues nada" pensamos, "debe ser que va a recoger a alguien aquí" Y continuamos con nuestra actividad de no hacer nada. Al rato seguíamos allí y oímos que un grupo estaba hablando en la cubierta algo de "motor quebrado". Uy, ya sonaba peor eso...
Al parecer el motor se había roto y estaban intentando arreglarlo. Sólo quedaba esperar.
Cuando eran las 5 algunas personas se empezaron a bajar del barco. Aunque estábamos lejos del centro de Manaus, desde allí todavía se podía llegar en coche y por eso la gente prefería irse y coger el barco al día siguiente. Nosotras no. Nos decidimos a esperar allí hasta que arreglaran el motor ya que no teníamos prisa.

Alrededor de las 7 nos dieron la cena, así que por lo menos esa parte la teníamos resuelta. Ya a esa hora la gente empezaba a impacientarse (hasta ese momento nadie se había quejado) y la tripulación dijo que iba a venir otro barco a buscarnos para continuar el viaje porque todavía no habían arreglado el motor. Pero claro, el barco estaba en el puerto de Manaus y tardaría un poco.
Al rato, seguía sin llegar el barco y dijeron que había tenido que ir a repostar antes de venir... Otro grupo de gente decidió volver a Manaus, y nosotras mirábamos desde la cubierta cómo bajaban el equipaje.

A las 9 o así llegó el otro barco. Era más pequeño que el que teníamos así que íbamos a tener que apurarnos para coger un "buen" sitio. Ése fue el mejor momento porque cuando el otro barco se aproximó al nuestro todo el mundo saltó. Nosotras pasamos desde nuestro tercer piso a través de la barandilla al tercer piso del otro barco y salimos corriendo para colgar nuestras hamacas lo más rápido posible. Por suerte conseguimos un buen puesto (esta vez sí me amarré mi propia hamaca y no se cayó).

Justo cuando ya estaba todo el mundo colocado en el barco nuevo, sonó el motor que ya estaba arreglado (INCREÍBLE!!). Nos miramos con cierta cara de incredulidad, pensando "No puede ser!" y volvimos a descolgar nuestras hamacas y saltar al otro barco para recuperar nuestro anterior espacio. Ya de esa vez me hice experta en amarrar mi hamaca!

Ya el motor estaba arreglado, pero todavía tardó como una hora y media más en salir, así que lo que iba a ser un viaje de 17 horas se convirtió en más de 24. Cosas del BRASIL!

Para ver las fotos en Facebook, pincha aquí