Crónicas, ilusiones, proyectos...¡todo cabe!



miércoles, 5 de enero de 2011

NATAL EN TIERRA SATERÉ (1ª parte)

Ahora que se fueron mis corresponsales, Susana y Cristina, tengo que volver a ponerme las pilas yo con esto del blog. Y para seguir contando nuestras aventuras, nada mejor que continuar con nuestra incursión en territorio indígena, en las comunidades Saterés-Maués.

A ver, para ponernos en situación, allá por el día 23 de diciembre, después de la celebración + fiesta del aniversario del Señor Ary (el padre de Arizete) nos esperaba un buen tute. El Padre Fernando, que actuaba más bien como nuestro hermano mayor, nos aconsejó que nos acostáramos tempranito para estar en forma, y nosotras (que normalmente a las 9:30 o así ya estábamos en la cama, perdón, en la hamaca) no le hicimos caso y estuvimos bailando y cantando con la familia Dinelly hasta tarde (nos acostaríamos a las 12 o así pero entiendan que para nosotras eso eran altas horas de la madrugada).

Queríamos salir muy tempranito por la mañana, para que no nos cogieran muchas horas fuertes de sol, dado que el viaje iba a ser de 5 ó 6 horitas río arriba, pero al final entre los preparativos y esas cosas, salimos a las 11:30h (hay que aclarar que a pesar de la fiesta de la noche anterior a las 6 ya estábamos en pie como punchas). La suerte fue que la “boadera” (barquita con motor) tenía toldo y nos sirvió de protección ante las inclemencias del tiempo (sol y lluvia) que nos acompañaron durante el trayecto.

Aquí tengo que hacer un breve paréntesis para aclarar que fuimos totalmente unas privilegiadas por poder visitar la zona a la que fuimos. La Comunidad de Terra Nova está dentro del Territorio Indígena Demarcado y hace falta un permiso de la FUNAI (Fundaçao Nacional do Indio) para acceder. Nosotras fuimos acompañando a Fernando y Arizete, que querían información sobre algunas poblaciones indígenas aisladas (isoladas) que han localizado en los nacientes de los ríos. Esto sirve para hacer presión al gobierno en la demarcación de su territorio.

Pues volviendo a la narración, nos subimos en la boadera en Maués y tuvimos un pequeño problemilla a la hora de arrancarla. Como teníamos una gasolinera (en medio del agua) cerca, fuimos a remo hasta ella y llenamos los depósitos. Allí el chico que trabajaba ahí se subió para intentar arrancarla y le funcionó. Comenzamos a ascender el río Maués hacia el río Marâo, que era nuestro destino.

Como dije antes, tuvimos un tiempo bastante variado que empezó muy despejado y luego cambió a una tormenta amazónica que nos hizo sacar los chubasqueros (que cómo no, estaban en el fondo de las mochilas), las toallas y todo lo que teníamos a mano. Después de unas cuantas horas paramos a comer en una playa y allí aprovechamos para estirar un poco las piernas. El único "problemilla" fue que al ir a arrancar otra vez, el motor no funcionaba. Fernando y Paulinho estuvieron tirando y tirando para intentar arrancarlo pero nada... Ya estábamos mirando un par de troncos buenos para amarrar las hamacas y pasar allí la noche aunque, si soy sincera, mi espíritu aventurero no llegaba a tanto y cuando miraba hacia la floresta, donde se veía una vegetación tupida y frondosa, me parecía que de ahí podía salir cualquier clase de animal de un momento a otro...

Por suerte, y después de varias oraciones...¡arrancó!

Ya estaba empezando a oscurecer cuando nos encontramos con otra sorpresa: cerca del cruce del río Marâo, por donde teníamos que ir, estaba cerrado por capin (no sé si se escribe así), unas hierbas que crecen cuando el río está más seco y que luego dificultan la navegación. Tuvimos que ir buscando algún tipo de abertura que nos permitiera pasar sin que la hierba se enredara en el motor. Por el camino nos cruzamos con un pescador con el que estuvimos hablando un rato, con tan mala suerte que al seguir nuestro camino tropezamos con una red de pesca (malhadera) y se la rompimos con el motor de la barca. El señor se acercó hasta donde estábamos, pero no estaba molesto ni nada, sino que a pesar de todo, nos remolcó hasta la casa de una familia conocida de Arizete y Fernando que vivía por allí cerca, y donde pasamos esa primera noche.

"Aparcamos" la boadera debajo de su casa y bajamos las cosas. La casa estaba en lo alto de una cuesta bastante empinada pero en menos de lo que canta un gallo ya Susana estaba arriba, con silla y todo (para algo Fernando llevaba 6 meses haciendo pesas, como dice él). Julius y su familia fueron de lo más hospitalarios: nos subieron unos cubos con agua del río para que tomáramos baño (que nos sentó genial para dormir fresquit@s), hicieron incluso unos agujeros en las vigas de madera de su salón para que colgáramos las hamacas y nos prepararon té y un riquísimo bolo (bizcochón) para cenar. Ya antes de acostarnos estuvimos charlando un ratito con la familia y Julius nos contaba que es agente de salud de su comunidad.

Estábamos derrotad@s y nos fuimos a acostar pronto. Yo dormía en una hamaca cerca de la ventana (sin cristales) y recuerdo la sensación sobrecogedora de escuchar el ruido de la selva. No sé, era una sensación extraña cuando ya todo el mundo nos fuimos a acostar, que quedó todo en silencio, pero lo que se escuchaba no era silencio, eran un montón de sonidos de diferentes animales, constante. Pensaba que el que hubieran tantos "bichos raros" me iba a asustar, pero la verdad es que no, más bien sentía curiosidad. Allí, tumbada en la hamaca, vi la luna asomarse tímida tras una nube, y me sentí feliz, en paz.

8 comentarios:

  1. Te leo y me parece que todo ha sido un sueño.

    Gracias por hacermelo revivir y sentir como si estuviera ahí otra vez.

    Besos fuertes.

    ResponderEliminar
  2. La narración es estupenda, da la sensación de que la estoy viviendo

    ResponderEliminar
  3. Un viaje en el que además de entrar vosotras, ahora entramos nosotros por esta ventanita... ¡las fotos!
    Abrazos grades y amorosos

    ResponderEliminar
  4. Impresionantes fotos!! especialmente donde se me ve tomando impulso para dar un gran salto en la playa... lo que no entendí es porqué la titulaste "o banheiro"... Gracias More por hacernos revivir muy buenos momentos... Abrazos Cris

    ResponderEliminar
  5. Su, claro que fue un sueño...¡hecho realidad!
    Gracias Adal, Don Manuel y Anita (aunque mejor que no entre todo el mundo que la boadera no da para más!) jejeje
    Cris, ¿por qué la titulé así? Debería haberle puesto Cris en estado de meditación profunda :-P

    ResponderEliminar
  6. Moreyba, me alegro tanto de sentirte tan conectada con la naturaleza y tan feliz, gracias por compartir esto con nosotros, eres una persona super especial y deseo que tus aventuras continúen dándote momentos emocionantes y amorosos. Te quiero!

    ResponderEliminar