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jueves, 19 de mayo de 2011

RUMBO AL SUR


Aunque ya ha pasado bastante tiempo desde mi vuelta de Brasil, recuerdo como si fuera ayer nuestra salida de Sampa (São Paulo) hacia el sur. Nuestro siguiente destino era Cananéia, un pueblito pesquero perteneciente al Estado de Sao Paulo, a 5 horas de guagua de la gran ciudad (de la que huíamos después de un largo y caluroso fin de semana).

Según la guía, Cananéia cuenta con aproximadamente 13.000 habitantes, si bien yo creo que sólo quedan 100 o así, y el resto está empadronado allí pero viven fuera. Está considerada uno de los primeros asentamientos europeos de Brasil, datando su fundación del año 1531. Eso sí, sus primeros pobladores debieron instalarse en tiendas de campaña porque edificios históricos no vi.


En el trayecto conocimos a una chica de São Paulo, bióloga marina, que trabajaba con los delfines, puesto que en el canal que separa Cananéia de Ilha Comprida hay muchos (por suerte los pudimos ver en el transbordador entre un sitio y otro). Ella nos recomendó un lugar para dormir y luego nos acompañó hasta allí, ya que también se quedaba en esta pousada encantadora.

Para nosotras llegar a Cananéia fue llegar a un remanso de paz, donde pudimos relajarnos, pasear y dormir, cosa que quedándonos en plena Avenida Paulista (la arteria principal de Sampa) nos había resultado bastante complicado.

Ya repuestas continuamos nuestro viaje hacia Curitiba, capital del Estado de Paraná, que tiene cerca de 2 millones de habitantes.

Lo que me llamó la atención de Curitiba, al leer la guía, fue su plan de desarrollo urbanístico (por lo que es famosa, entre otras cosas). Les cuento para ver si ustedes no irían también a una ciudad como ésta. En los últimos 40 años Curitiba ha dado un giro espectacular adoptando unas medidas que en su momento fueron muy innovadoras, gracias principalmente al que fue su alcalde (reelegido tres veces) Jaime Lerner.

Al querer transformar seis manzanas del centro en una zona peatonal, comerciantes de la zona se opusieron, por lo que Lerner mandó a un equipo de operarios un viernes por la noche, de forma clandestina, para arreglar las calles e instalar farolas y macetas. Acabaron la tarea en 72 horas, antes de que pudieran frenar el proyecto. El resultado fue positivo para el comercio puesto que aumentó el número de peatones. Sin embargo, algunas personas disgustadas decidieron entrar en la zona con sus coches. Cuando Lerner se enteró, reunió a varios centenares de niños y niñas en las calles, que se sentaron a pintar cuadros. Fue un éxito total.

Curitiba también cuenta con una red de transporte público muy eficiente. Lerner diseñó una red de guaguas que funciona como el metro. Hay avenidas exclusivas para los "ônibus exprés" (llamadas trinários) y plataformas de embarque a las guaguas en forma de tubo y con venta de billetes. Además, le pidió a la casa Volvo que fabricase unas guaguas más grandes, de doble acordeón.

Otro aspecto en el que Curitiba es puntera es en el reciclaje. Además de la gran concienciación de sus habitantes al separar la basura, implementó un sistema por el que la gente recibe ½ kg de verduras a cambio de 2 kg de basura.

En cuanto a la industria, en la década de 1970 se decidió que Curitiba sólo acogería compañías que no contaminaran, y dispone de un distrito industrial rodeado de grandes zonas verdes.

Bueno, pues después de leer todo esto es lógico que esta ciudad llamara mi atención, aunque reconozco que me gustó más leerla que visitarla, porque realmente tampoco encontré que tuviera gran cosa, más bien todo lo contrario.

Sin duda, lo mejor de nuestro paso por Curitiba fue el tren que nos llevó a través de la Serra Do Mar, pero eso es otro capítulo.

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1 comentario:

  1. Hola More!! no me extraña que te acuerdes del viaje... menuda memoria la tuya... je!!Qué fotos más estupendas!! gracias...
    Besos
    Cris

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