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domingo, 9 de enero de 2011

NATAL EN TIERRA SATERÉ (2ª parte)

... En el capítulo anterior estábamos durmiendo en casa de la familia de Julius. Según nos contaron Arizete y Fernando, todavía no estábamos en territorio indígena demarcado. Aunque ya eran comunidades saterés, la demarcación empezaba justo en la otra orilla del río.

Después del plácido sueño, nos levantamos tempranito (y ya Fernando había desenredado la malhadera del motor) y poco a poco empezó el movimiento en la casa. La mujer de Julius (no recuerdo su nombre) nos preparó un guaraná rallando la piedra de çapó con una lengua de pirarucú (un pez de río del que aprovechan todo, hasta las escamas para limar las uñas y como elemento decorativo).
Después estuvimos conversando y cantando con una guitarra del hijo mayor (volvimos a entonar nuestro ya ensayado Guantanamera) y dimos un paseo por los alrededores de la casa. Allí tienen un granero y un horno para tostar farinha y nos estuvieron explicando también todo el proceso de elaboración del guaraná. El fruto se tuesta, luego se muele y se comprime formando unos bastones que ahúman como el queso.

De allí fuimos a otra comunidad, donde se encuentra el puesto de la FUNAI porque Fernando y Arizete precisaban hablar con Tibursio, el "tushawa" general para obtener información sobre las comunidades en aislamiento. Aquí tenemos que aclarar que el tushawa es el líder político indígena, hay uno en cada comunidad. También está el líder religioso. En este caso Tibursio era el encargado de coordinar todas las comunidades.

¡Ah! Antes de ir a la comunidad paramos en una fuente cerca de la casa para recoger agua para el camino. Allumar, un hijo de Julius, nos acompañó y fue gracias a él que atravesamos la espesura de capín por los caminitos libres sin que se llenara el motor de hierba. Después se quedó en la comunidad "central" porque ese día había un torneo de fútbol (como ven es el deporte universal) entre todas las aldeas de la zona.

Ya una vez hecho esto, nos dirigimos a la Comunidad de Terra Nova, donde íbamos a pasar la Noche Buena, ésta ya situada en territorio demarcado. Nada más llegar, nos dimos un baño en el río para estar fresquitos/as después del viaje.
Llegamos a la hora del almuerzo y junto con la farinha de mandioca, alimento que comen acompañando a todo, pudimos saborear dos variedades de hormigas. Unas se llaman "saúba" creo y las otras no recuerdo el nombre. Para ser sinceras, las más grandes sabían a "bicho" y costaba un poco más tragarlas, pero las pequeñitas estaban ricas. Cris dice que le pegaban como tapa acompañadas con una caña fresquita, para comer en La Placeta...(tenemos que estudiar la posibilidad de hacer negocio). Las preparan con sal y tenían un sabor a limón y pimienta que "se dejaba comer", incluso repetimos. Después nos explicaron que eso que pensábamos que era limon y pimienta era en realidad el ácido fórmico... (siempre hay cosas que es mejor no saber).

Pasamos la tarde allí tranquilas, acompañadas por los niños de la aldea. Nos llamaba la atención que no habían niñas, y después Arizete nos explicó que a las niñas las "guardan" más en las casas y también son las encargadas de cuidar a sus hermanos y hermanas pequeñas.
Los niños se mostraron totalmente sociables y fue muy divertido, porque no sé cómo pero nos entendíamos en una mezcla de español, portugués y sateré (los más pequeñines no hablan portugués). Así aprendimos algunas expresiones básicas, aunque la más utilizada es "Waku Se Se" que se usa para saludar y despedirse, "Waku" también significa gracias. "Kat e~g eset" (se pronuncia kat en eset) y es "¿cómo te llamas?"

Mientras tanto, se iban haciendo los preparativos para la celebración de Noche Buena, entre ellos cortar el turrón que las chicas habían traído desde Canarias y que atrajo la curiosidad de los más pequeños. Un momento muy emocionante de la tarde-noche fue cuando Luzía (la catequista de la aldea) ensayó con los niños las canciones para la ceremonia y de repente, en medio de la semioscuridad, empezaron a cantar con unas voces preciosas y perfectamente entonadas. Ufff, fue asombroso...

La celebración fue muy bonita. En el lugar que hacía las veces de cocina, comedor, salón y dormitorio, con todas las familias de la aldea (bueno, sobre todo las mujeres) y los niños y niñas ya durmiéndose por los rincones. Hubo cantos en sateré, en portugués y en español (con la colaboración inestimable de "Las 3 magníficas" por supuesto) El punto álgido de la noche fue nuestro "Campana sobre Campana" :-)
Nota de Susana:
Fue una noche especial, compartiendo desde la sencillez más absoluta y dejándonos emocionar por las tradiciones indígenas y el cariño de los niños y niñas.

Después, compartimos la comida (arroz, carne, farinha y turrones) y en un momento ya nos fuimos a dormir. Bernardo, el profesor de la aldea, dijo que iba a venir lluvia... y no se equivocó.

¡Ah! pero antes de la lluvia tengo que nombrar un encuentro muy especial que tuvimos con una tarántula gigantesca, que primero se encontró Cristina al lado de nuestras mochilas y luego estaba debajo de la hamaca de Susana (bueno, no sé si era la misma o si eran dos diferentes). Fernando nos dijo que no nos preocupáramos, que no hacían nada porque sólo comen bichitos y todavía no sé si es verdad o no, pero nos tranquilizó en ese momento.

Bueno, llegó el momento de acostarnos en nuestras hamacas con mosquiteros (que parece que no, pero protegen totalmente de todo lo exterior) y ahí fue cuando empezó la lluvia increíblemente fuerte. Susana, Cristina, Paulinho y yo no nos mojamos, pero Arizete de repente sintió que el agua le subía desde el suelo y tuvieron que mudarse en medio de la noche y la lluvia.

Yo recuerdo de esa noche que de repente oí que el perro que dormía a mi lado empezaba a ladrar y aullar. Aquí tengo que hacer una pausa para explicar que durante el almuerzo oí que Bernardo contaba una historia de una "onza" (no sé cómo se escribe ni lo que significa, pero debe ser una especie de pantera, o eso es lo que me imaginaba). Pues resulta que esta "onza" tenía crías cerca de la aldea y se dedicaba a acercarse casi todas las noches a la aldea para cazar gallinas y demás animales para alimentar a sus crías (a que suena bonita la historia, eh?). Bueno, pues la parte que no entendí (porque mi portugués no da para más) es que la gente de la aldea la había seguido un día hasta sus crías y la habían matado. Entonces, volviendo al momento presente, imagínense yo en aquella hamaca con un perro aullando a mi lado (mamá, tú mejor no te lo imagines) y acordándome de aquella historia. Lo primero que pensé fue "ya volvió la "onza" a buscar la cena de Navidad. Y claro, ¿qué hacer en esas circunstancias? Pues lo normal, quedarme quieta dentro de la red sin respirar apenas, esperando a que la supuesta "onza" encontrara un manjar más suculento que yo.
Por supuesto que no pasó nada, no había "onza" ni nada, toda la película me la había montado yo solita. Esa noche no se oía el ruido de los animales de la selva ni nada, sólo la lluvia cayendo fuerte, y así fue como nos dormimos.

Al día siguiente, nos levantamos en plena forma. La lluvia había dejado paso a un día claro y soleado. Desayunamos un preparado riquísimo con leche y avena (además de nuestro ya necesario guaraná) y dimos un paseo por la aldea para conocer la escuela y la pequeña capilla.
Los niños se mostraban más tímidos que la tarde anterior, aunque Angelo seguía repitiendo su simpático "Susaaana", "Cristiiiina",... Sólo Jonison y Paukemi nos acompañaban, con esa mirada profunda y esa sonrisa tímida.

Recogimos todo para que no se nos hiciera muy tarde y nos dirigimos al río para continuar camino en nuestra boadera. Era el día 25 de diciembre, cumpleaños de Luzía (una mujer valiente y fuerte que sacó sola a su familia adelante) así que le cantamos el Parabens (Cumpleaños Feliz) y después les pedimos que nos cantara una de las canciones que entonaron la noche anterior. Aquí está, junto a Jonison y Paukemi, en una melodía que se nos quedó muy grabada en el corazón:




El día de Navidad, al salir de allí, nos dirigimos de vuelta a casa de Julius y su familia.
Su hija nos había invitado junto a otros vecinos y vecinas de su aldea a comer un "porco" o cerdo que ella había criado. Allí disfrutamos de un lindo almuerzo antes de iniciar nuestra travesía de regreso a Maués. Antes de empezar a comer, se hizo la oración de agradecimiento y Arizete habló sobre el concepto de "bem-viver", muy arraigado en el pueblo indígena. No lo sé explicar porque no lo conozco en profundidad pero es muy interesante, sobre todo para aplicarlo a nuestra sociedad en la que muchas veces nos vemos sometidos/as a una lucha imparable por tener más y más. Le preguntaré un poco más y ya se los explico en otro momento.

Después de comer emprendimos la vuelta a Maués. En general, y una vez que nos arrancó el motor que como siempre se mostraba un poquitín vago, fue un viaje tranquilo. Como íbamos río abajo y más descargados de comida, fue más corto que a la ida. Sin embargo, cuando ya estábamos llegando a Maués (faltaba casi 1 hora o así) se vio llegar una tormenta. La mejor forma de pasarla era adelantarnos a ella y meternos directamente en el agua hasta que la lluvia se fuera. Y así fue, "aparcamos" en una playa tranquila y como dijo Fernando, ya que de todas formas íbamos a acabar mojados y mojadas, mejor hacerlo con el agua templadita del río mientras las frías gotas caían del cielo.

Al llegar a Maués, ya de noche, nos esperaba la familia de Arizete, que ya era también nuestra familia.
Para ver las fotos, pincha aquí.

Pd: me faltó añadir que en estos días se forjó en mí la afición a comer mangas. Reconozco que nunca había sido una fruta que me llamara la atención, pero aquí saben totalmente diferentes, están riquísimas así, recién cogidas del árbol. No tienen nada que ver.Y otra cosa que quería decir fue que de estos días, sólo nos quedó una pena: que no duraran más!!

6 comentarios:

  1. que maravilla, la canción es preciosa
    ah gracias por las ideas culinarias, por fin se que hacer con la plaga de hormigas que tenemos en la cocina. muchos besitos

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  2. Genial, More
    Entre lo que nos cuentas tu, lo que ya nos están contando Cris y Susana, las canciones, las fotos, yo me siento allí en ese maravilloso viaje
    Un gran abrazo para seguir viajando y contando

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  4. Jaja, More, eres única, te quiero un montón!!

    Esa Noche Buena sobre tarántulas, bajo la tormenta y entre ustedes y la selva no la olvidaré jamás.

    Abrazos enormes

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  5. Por aquí también tenemos una Lucía recién llegada a la vida. Mario y yo hemos sido tíos de una niña sana y linda que tenía que llegar el 24 de diciembre pero no le gustaba el año y decidió nacer el 4 de enero.
    More, que viaje tan maravilloso¡¡ gracias por compartirlo. Un abrazo-beso pachamama

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  6. SOY ADICTA A ESTE BLOG!!!! ( ahora viene lo de "Lourdes, te queremos"), aunque veo que somos muchas...por momentos siento que estoy ahi...Hermaba, sigue disfrutando...

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